La voz

Un estudio reciente realizado en Europa por la Universidad de Padua en Italia y el Instituto Universitario de Portugal, concluyó que muchos hombres han empezado a modular su voz para hacerla más grave y evitar que los confundan con chicos gays.

El estudio, realizado entre más de 241 personas (incluyendo heterosexuales, gays y lesbianas) demostró que, para los hombres, la voz es un indicador que sirve para determinar la orientación sexual de una persona.
De allí, la prevención a tener voces agudas y la preocupación por hacerla más grave. Sorpresivamente, esta tendencia a modular la voz, se da también entre la misma comunidad gay, pues, varios de los entrevistados reconocieron impostar la voz paraevitar la discriminación por ‘ser muy afeminado’.
Según palabras de uno de los investigadores que lidero el estudio, el doctor Fabio Fasoli, “existe un estereotipo sobre la voz masculina, del que todos saben pero del que nadie habla. Una voz gruesa es una voz ‘de macho’ y hacia allá tratan de ir todos los hombres, por presión de la sociedad.”
“Es como si la voz aguda fuese una enfermedad que tratan de disimular. Es penosa, es vergonzante y, en el peor de los casos, es algo que ocultan incluso frente a sus parejas; con lo cual, muchos hombres aprenden a alterar sus voces en forma permanente y lidian con eso durante toda la vida”, concluye Fasoli

Parece mentira que en pleno 2019 existan prejuicios sobre el tipo de voz que defina la masculinidad. Cientícamente no existe ninguna relación entre el grosor de la voz y la orientación sexual de las personas; pero la idea está tan difundida, que seguramente tomará varias generaciones dejar atrás este concepto.

Ubicación

Aunque la mitad de los hombres la lleve con agujeros o desgastada, el tipo de ropa interior y cómo colocas todo lo que va dentro de ella tiene consecuencias.

Ubal Araque, sexólogo español,  manifiesta que el usar ropa interior demasiado ajustado puede dañar los testículos. No tanto así el pene, que cuando está en reposo goza de bastante flexibilidad. Pero si los testículos están demasiado apretados por la ropa interior o colocados de manera errónea puedes llegar a sufrir un importante dolor testicular.
También hay que tener en cuenta el tipo de testículos que tienes: no es lo mismo que tengas un escroto que cuelgue bastante a que tengas uno más recogidito, ya que el roce entre testículos puede llegar a ser una grave molestia para ti.
¿Y cómo colocas el pene en el calzoncillo? Según en la posición en la que lo coloques habitualmente, de ese modo se producirá tu erección. Si pones el pene de un lado tenderás a tener una erección a ese lado, pero si lo guardas hacia abajo la erección tenderá a ser más recta

Además, Araque tiene en cuenta que no todos los hombres guardan los genitales en los calzoncillos, ya que algunos van sin ellos. “Realmente conozco muchos hombres que se sienten muy cómodos sin usar ropa interior y otros que no pueden vivir sin ellos”.

Eyaculación


Para los hombres – al menos, para muchos hombres entre los que yo me incluía hasta hace un tiempo – tardar en eyacular es una cuestión de hombría. Por mucho que se intenten cambiar las normas del juego, para la mayoría la virilidad se sigue midiendo por unos estándares arcaicos que consideran que cosas como el tamaño del pene, el ímpetu o el tiempo que tardas es lo que te hacen más o menos hombre a la hora de hablar de sexo.
Seguramente, de entre estas tres que acabo de mencionar la de hacer que el sexo dure cuanto más tiempo mejor es la única que actualmente no se suele criticar. Nadie duda de que el tamaño es algo secundario o que no todo es embestir y empotrar, pero lo de que el acto sexual se quede en menos de lo que se espera es algo que a todos nos hace sentir como unos perdedores.
Muchos hombres – por no decir la mayoría – viven ajenos a la burbuja progresista en la que el sexo es algo poliédrico que obviamente va mucho más allá de la penetración y del tiempo que se tarda en la que nosotros – los que nos creemos liberados sexualmente – vivimos y siguen buscando técnicas para no eyacular o simplemente aguantar todo lo que puedan, cuando eso no tiene porqué ser necesariamente bueno para nuestra vida sexual.
Aunque todos hemos oído hablar del sexo tántrico y de los beneficios de no eyacular, creer que agarrarte los testículos o apretarte el perineo justo cuando vas a liberarte va a ser bueno para ti y va a mejorar tu experiencia sexual es como creer que si dejas de comer carne roja tu salud va a mejorar aunque te estés metiendo tres paquetes de cigarrillos Ducados al día.
En primer lugar, querer aguantar más tiempo solo demuestra que los hombres también estamos dominados por el sexismo y los roles de género y que la forma en la que vivimos el sexo y la sexualidad es un producto directo de la voluntad de cumplir con unas expectativas que muchas veces nuestras parejas sexuales ni siquiera tienen, pero que nos ponemos a nosotros mismos como pruebas de nuestra intachable masculinidad.
Además muchas veces esas expectativas generan sin que nos demos cuenta ansiedad y estrés que hace que prioricemos el cumplimiento de ese supuesto deber viril por encima de disfrutar realmente del sexo. Si no cambiamos esa manera de pensar y lo convertimos en elementos determinantes de nuestra vida sexual, pueden generar a la larga muchos problemas físicos y psicológicos que pueden perjudicar aún más la salud de quienes los padecen.
Por ejemplo, en muchos casos la eyaculación precoz es un problema de origen psicológico que se puede solucionar mediante la terapia adecuada, pero la vergüenza y el miedo a exponer esa “falta de hombría” ante otras personas hace que haya muchos hombres que arrastren ese problema durante años en secreto. El miedo al ridículo de no ser “suficientemente hombre” para satisfacer a tu pareja – como si solo se pudiese hacer de una forma -, durar lo que tienes que durar – como si más sexo fuese equivalente a mejor sexo– y todas esas tonterías que seguimos arrastrando pueden generar problemas como el estrés, la inseguridad y todo lo que de esto se deriva, que pueden tener aún más repercusiones que una simple eyaculación fuera de tiempo.
Para los que lo hacemos en un tiempo normal hay otros problemas que también son capaces de jodernos la fiesta y de los cuales no nos damos cuenta. Entre el estrés del día a día, de las expectativas impuestas, la sobreexposición a todo tipo de pornografía y, en general, todo lo que nos afecta sin que nos demos cuenta cuando estamos a punto de meter nuestro pene en un orificio ajeno, podemos acabar desarrollando disfunciones sexuales como la eyaculación retardada – que convierte la eyaculación y el orgasmo masculino en algo tremendamente difícil, cuando no imposible – o la eyaculación retrógrada – lo que popularmente se conoce como venirse hacia dentro, que consiste en que eyaculamos pero el semen va hacia la vejiga en vez de salir por la uretra y se mezcla con la orina, lo que aunque no impide el orgasmo puede provocar esterilidad entre otros problemas.
Seguramente todos nos hayamos encontrado en algún momento en una situación así, en la que por ser incapaces de tragarnos nuestro estúpido y mal entendido orgullo masculino hemos dejado disfrutar del sexo para cumplir y no hace falta ser Freud para darse cuenta de que eso es porque el sexo es un elemento crucial en nuestras vidas y más en una sociedad tan hipersexualizada como la actual en la que una parte del éxito y del fracaso se miden en la capacidad del individuo a la hora de tener relaciones o el número de personas con las que lo ha hecho. Es precisamente por eso por lo que deberíamos romper con ese tipo de construcciones culturales y sociales, reaprender a tener relaciones y convertirlo de nuevo en algo fácil y sencillo. Por nuestra salud mental y la de nuestros penes.

VIH: nuevo tratamiento en marcha

Una inyección mensual podría controlar el VIH de manera tan eficaz como la actual ingesta diaria de pastillas, según los resultados de una investigación presentada hoy en París por un equipo internacional de expertos.
Si los estudios para su aprobación -ya en marcha- confirman los resultados publicados en la revista especializada “The Lancet”, por primera vez llegaría al mercado este tratamiento en forma de inyección cada cuatro semanas. Según los expertos, se trata de un hito en la historia de la lucha contra el sida.
En la actualidad, los pacientes con VIH ingieren tres principios activos que controlan la carga viral en sangre. Desde hace algunos años, éstos se reúnen en una única pastilla que ha de tomarse diariamente. Con el nuevo tratamiento mediante inyección, los pacientes sólo necesitarían una dosis cada cuatro semanas.
En el estudio participaron alrededor de 300 personas que, durante 20 semanas siguieron el tratamiento habitual con pastillas. Después, unos 60 pacientes continuaron así, mientras que a 115 les fueron administrados dos principios activos a intervalos de cuatro a ocho semanas mediante inyección intramuscular, informó la agencia Dpa.
Pasados dos años (96 semanas), el control del virus era aún más marcado entre los pacientes con tratamiento de inyecciones. En el 90 % de los casos, el virus se mantuvo contenido, tanto si las inyecciones eran cada cuatro semanas como si eran cada ocho. El efecto secundario más frecuente fue el dolor en el lugar del pinchazo, que remitía al cabo de tres días.
Los resultados ponen de manifiesto que “un tratamiento antiviral mediante inyección durante un largo período de tiempo puede ser muy eficaz y bien tolerado”, señala Joseph Eton, de la Universidad de Carolina del Norte y coautor del estudio.